Cuantas veces el camino de la vida se torna casi intransitable. Duro. Hostil...La calle satura envestida en violencia, incomprensión, hedonismo. Pero al volver a casa hay algo a que aferrarse. Unos ojitos te llenan de vida y te dan un verdadero motivo para seguir adelante. Luchando. Para dejar todo en pos de ellos. De los que estan y del o la que vendrá próximamente. Porque cuando parece que todo esta mal, o que son muchas las complicaciones; sus manitos y esos abrazos hacen latir mas fuerte el corazón y enseñan el verdadero sentido de la vida...
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